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El efecto yoyó o efecto rebote generalmente suele ser consecuencia de una mala dieta. Una vez perdidos los kilos deseados, se recuperan y con creces.
¿Por qué se produce?
Cuando estamos a dieta reducimos el número de calorías que tomamos y nuestro cuerpo reacciona de la siguiente forma:
- Al reducirse el número de calorías, nuestro cuerpo ahorra energía en previsión de lo que pueda ocurrir en el futuro.
- Y procura almacenar grasa por si en el futuro recibe menos energía.
El problema está en que cuando terminamos la dieta y comenzamos a comer de todo, el cuerpo continúa con el ahorro de energía y esto termina haciendo que engordemos muy deprisa.
Al final, recuperamos los kilos perdidos y algunos más.
Efecto yoyó y hormonas
Parece que las hormonas también son protagonistas del famoso efecto rebote. Un grupo de investigadores del Hospital Universitario de Santiago (CHUS) han demostrado que hay dos hormonas –la grelina y la leptina- que pueden ser las responsables del buen o mal funcionamiento de una dieta.
Si los niveles de la grelina, la famosa hormona del hambre, son bajos y los de la leptina son altos es más fácil recuperar el peso perdido.
Esta investigación se realizó con 104 personas que sufrían sobrepeso. Todas ellas se pusieron a dieta y, tras ocho semanas, el grupo que recuperó más del 10% del peso que había perdido, tenía la leptina más elevada y los niveles de grelina más bajos.
Se comprobó que los niveles de insulina no sufrieron cambios significativos. Además, parece que a los hombres les afecta más la grelina, mientras que a las mujeres la leptina.