
En general, todos los mecanismos de regulación de la grasa cutánea se trastocan. No sólo por los factores antes mencionados, sino porque además la producción de neuropéptidos, que también controlan el sebo, no encuentra su equilibrio. El cutis se comporta de forma contradictoria. Por un lado, reacciona como una piel madura, que necesita hidratación y nutrición, pero por otro, se rebela contra cualquier producto graso.
¿Hay solución?
Pero nos centramos en lo que más te interesa, ¿cómo lo solucionamos? El primer paso es apostar por productos oil free o libres de aceites, capaces de hidratar sin aportar grasa. Esta premisa debe aplicarse tanto al tratamiento (limpiadoras, hidratantes, etc…) como a los productos de maquillaje, buscando siempre fórmulas no comedogénicas. Y, además, la limpieza del cutis se vuelve un paso más ineludible que nunca, tanto por la mañana como por la noche, escogiendo geles o jabones antisépticos que impidan la proliferación de bacterias sobre la piel y que mantengan los poros limpios. Existen excelentes gamas cosméticas para el cuidado de este tipo de cutis.