Todas las que sufre de acné en algún momento de su vida, han pasado por tener esos típicos comedones inflamados debido a la invasión de bacterias que se produce. Pero no todas pasan por esa experiencia, algunas pasan por los comedones, con suerte sin infección y sin dejar manchas en la piel, pero esos casos son los menos. Pequeñas protuberancias: Este tipo de acné se ve como pequeños puntitos, que en realidad son comedones del color de la piel que sobresalen. Este tipo de grano aparece cuando los poros se taponean con capas de células muertas de la misma piel. El tapón de aceite puede ser blando o duro, dependiendo del tiempo que lleve varado dentro del poro.
Este tipo de acné se trata reduciendo la grasa y las células muertas de la piel. Los esteticistas suelen apretar la piel con suavidad para extraer este tipo de comedón. Hay que tratar de mantener la piel libre de este tipo de comedón, ya que es una primera fase de un acné que podría llegar a ser mucho más grave.
Puntos blancos: Los puntos blancos causan, a diferencia de los granos cerrados que hablábamos antes, una inflamación y rojez evidente. Este tipo de grano es duro como un grano de arena, lo que delata una masa de células muertas con pus.
Este tipo de tapón sebáceo requiere de tratamiento médico para ser extraído cuando es muy grande. Cuando todavía son pequeños, se pueden tratar con exfoliaciones caseras.
Puntos negros: Los puntos negros están compuestos de materia y grasa, al igual que los puntos blancos, con la diferencia que estos puntos están contaminados por el medio ambiente, y oxidados en su parte externa al igual que una manzana que se oxida.
Los puntos negros se tratan con limpiezas faciales periódicas y tratamientos de mascarillas desintoxicantes. Sacar los puntos negros de los poros requiere de la expertise de un dermatólogo o esteticista.
