Lleváis meses haciendo planes juntos, casi siempre os confunden con una
pareja… ¿Es un amigo con derecho a roce o ya ha llegado el momento de
formalizar lo vuestro? ¿Estás atrapada en este tipo de relación?
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Te mensajeas con él a todas horas, dormís juntos cada tres o cuatro días
y te sientes muy integrada en su grupo de amigos... ¡Pero aún no es tu
pareja oficial! Puede ser tu amigo con derecho a roce pero seguramente
ha llegado el momento de que defináis vuestra relación.
Otra vez habéis quedado en vuestro bar favorito, donde os echasteis el
ojo por primera vez hace más de cinco meses. Soléis ir a menudo, por lo
que el camarero siempre utiliza la palabra “novios” para referirse a
vosotros. Cuando esto sucede, os miráis divertidos, pues se trata de un
equívoco habitual. Pero en el fondo es probable que te preguntes: ¿es un
amigo con derecho a roce o un noviete extraoficial? ¿Se trata de una
relación exclusiva? Si van pasando los días y los meses, y nunca te
animas a sacar el tema, puede ser porque te asusta romper el embrujo y
acabar con la libertad de la que ambos disfrutáis. Además, no quieres
arriesgarte a perderle, ni tener que renunciar a la compañía y al
sexo... La sexóloga y terapeuta María de Mons afirma que las
cuasirelaciones (aquellas que funcionan como exclusivas, pero no
implican compromiso por ninguna de las partes), están a la orden del
día. “Cada vez son más las mujeres que se enganchan a los “rollos”
perpetuos, especialmente a partir de los treinta. Algunas lo hacen por
comodidad –mientras esperan algo mejor– y otras por temor a exigir más.
Pero una mujer enamorada suele
anhelar el compromiso: la indefinición no funciona a largo plazo”,
asegura. ¿Estás atrapada en este tipo de limbo? Te ayudamos a detectar
la causa.
CASO 1: TE DA MIEDO EXIGIR
En tu caso estás pillada hasta los huesos, ¡te mudarías con él mañana si
te lo pidiera! No estás satisfecha con esta fórmula a medio pelo, que
se prolonga desde hace meses y te produce ansiedad. Pero temes
ahuyentarle si le pides más, y os habéis acostumbrado a esta situación.
“Los Hombres suelen rehuir el compromiso, es su tendencia natural y,
como no tienen un reloj biológico, suelen prolongar los primeros
estadios de una relación si se les deja. Sin embargo, en el fondo,
buscan una mujer que sepa poner al género masculino en su sitio,
hacerse valorar”, explica De Mons. Así que no te cortes y alza la voz.
Haz la prueba: Cuando al fin te decidas a hablar con él, hazlo con tacto
y, ante todo, véndele la idea. Explícale que te gustaría mimarle... ¡y
que no sabes qué responder cuando los moscones de la oficina te invitan a
salir! Utiliza la astucia femenina y el sentido del humor
para que no se sienta amenazado. Si te quiere, seguro que querrá ir a
más y agradecerá que hayas tenido el valor de tomar la iniciativa.
CASO 2: ¡DEJA YA A ESE COMODÍN!
¿Lo último que sientes al verle es romanticismo? ¿Te espeluzna la idea
de comprometerte o de dar un paso más? ¿Le llamas cuando tu cuerpo te lo
pide, pero no se lo presentarías jamás a tus padres? Entonces está
claro que te estás dejando querer... ¡por comodidad! Sí, lo entendemos,
la compañía es agradable, y el sexo regular todavía más. Sin embargo, a
la larga esto puede perjudicarte. Esta relación te impide conocer a esa
pareja definitiva que de verdad aguardas.
Haz la prueba: Si te dices a menudo “estoy abierta a conocer a otros,
esto solo es un ‘rollo’, no he dejado de salir ni de fichar hombres”,
significa que estás en alerta por si tu hombre perfecto se cruzara en tu
camino. Pero el estar ya acompañada puede hacer que tu futura pareja no
se atreva a acercarse a ti, o que no le convenza el hecho de poder
convertirse él también en un hombre comodín. Corta con ese amigo con
derecho a roce y date (y dale a él también) la oportunidad de encontrar
una persona con la que ser auténticamente feliz... a tiempo completo.