Seguro que conoces a alguien que, a pesar del paso de los años, puede
presumir de una piel radiante. Y también de gente joven que ya tiene
arrugas. Está claro que cada piel es diferente y que no todas acusan el
paso del tiempo de igual manera. Hay diversos factores que influyen, el
primero de ellos relaconado con la genética. Así, ciertas pieles son
constitucionalmente más frágiles y están menos protegidas que otras, por
lo que tendrán tendencia a manifestar más pronto y más rápido los
signos visibles del envejecimiento cutáneo. Además, una piel seca envejecerá más rápido que una piel grasa.
Hábitos nocivos para la piel
Pero, además, hay más factores que pueden influir, por ejemplo los factores ambientales,
así como ciertos comportamientos como la exposición solar, el
tabaquismo o la vida en un ambiente contaminado. Todo ello puede
acelerar el envejecimiento, por lo que las pieles más expuestas a esos
factores envejecerán más rápido.
La higiene, el tratamiento, la alimentación e incluso las
características étnicas influyen también en el orden de aparición de los
signos de envejecimiento de la piel. Tan sólo un ejemplo: en las pieles
caucásicas (en general la piel española) las arrugas aparecen antes que
las manchas pigmentarias, mientras que las pieles asiáticas manifiestan
primero las manchas y luego las arrugas.
Ojo con el sol
Las radiaciones solares, por otro lado, aceleran el proceso. Es un
factor que se debe tener en cuenta, no sólo para contar con una piel más
tersa, brillante y firme, sino también para frenar las cifras
ascendentes de casos de cáncer de piel, un problema que sigue
aumentando. Además, en verano, este órgano se seca y se escama más por
efecto de los rayos solares. Por este motivo, al finalizar la época
estival, aumenta el número de tratamientos dermatológicos para intentar
devolver la luminosidad, sobre todo, a la piel de cara y manos.