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10 octubre 2012

Sol, tabaco, estrés... en guardia frente a los ocho grandes enemigos de tu piel

Existen numerosos factores externos que influyen, y de qué manera, en la salud y la apariencia de tu piel. De hecho, aceleran su envejecimiento. Por eso, es importante 'ponerle cara' al enemigo, para así, intentar poner remedio a tiempo. Pues lo que está claro es que muchos de ellos se pueden evitar.

• El sol: efectos negativos del 'astro rey'. Es uno de los mayores enemigos de nuestra piel cuando nos exponemos a él en exceso y sin protección. ¿Sus efectos? Pérdida de elasticidad, firmeza, luminosidad, arrugas marcadas, aparición de manchas...

• El tabaco y sus consecuencia en el cutis. La piel de una fumadora tiene mucha mayor tendencia a deshidratarse, así como una deficiencia crónica de vitaminas y minerales, en particular vitamina C. Como el riego sanguíneo es más deficitario, la piel aparece apagada, castigada y falta de vida. Cada cigarrillo supone una triple agresión contra la piel: genera radicales libres, disminuye el aporte de oxígeno a las células y provoca arrugas en el labio debido al gesto de succión del pitillo. Buenas razones para dejarlo, ¿no crees?

• La alimentación, clave. Es otro de los aspectos básicos que también se refleja en nuestra piel. Comer de forma desequilibrada o consumir grasas animales en exceso son factores que multiplican los radicales libres y perturban la microcirculación. Por el contrario, las vitaminas son aliadas naturales de la piel. Seguir una dieta natural y rica en frutas y verduras proporciona al organismo vitalidad, bienestar y belleza.

• La contaminación, mala aliada. El humo de los coches y las partículas contaminantes que hay en la atmósfera pueden acelerar la producción de radicales libres, principales responsables del envejecimiento. Y, además, ralentizan la renovación celular y producen irritaciones en la piel.

• Fuera estrés. No se puede negar que una etapa de estrés puede afectar, y mucho, a nuestra piel. 'La cara es el espejo del alma', reza un dicho popular, una verdad más que probada, pues el estado psíquico de cada persona también se refleja en la piel, que aparece apagada.

• Dormir poco. Si el estrés no le va bien al cutis, tampoco la falta de horas de sueño. El descanso nocturno es fundamental para prevenir el envejecimiento prematuro porque durante este periodo el organismo limita al mínimo la producción de radicales y al mismo tiempo elimina o neutraliza aquellos que se han producido.

• Hidratada por fuera... y por dentro. No nos cansamos de repetirlo: el cuerpo necesita agua: es necesario beber, como mínimo, un litro y medio de agua diario. No sólo lo notará tu salud, sino también tu piel.

• ¿Y el alcohol? Tomar un poco de vino en las comidas o una copa de forma ocasional no daña a la piel, pero la ingesta regular de alcohol acaba provocando deshidratación y flacidez, además de agravar los problemas de los cutis sensibles y/o con cuperosis. El alcohol y también el café, por ejemplo, atacan directamente a la elastina y al colágeno de la piel.