
1. Conviene evitar en lo posible los factores que aumentan la sensibilidad cutánea (cambios de temperatura bruscos, determinadas comidas, tratamientos cosméticos agresivos...).
2. Todos los cosméticos que uses, deberían ser hipoalergénicos y libres de perfume.
3. Un voto por el minimalismo: cuanto menos productos se utilicen, mejor. Y a ser posible, con pocos ingredientes.
4. Cuidado con la higiene excesiva. No conviene lavarse con agua y jabón más de dos veces al día como máximo. Las aguas micelares se han convertido en una buena alternativa para limpiar estos cutis sensibles.
5. Es preferible mantenerse alejado de exfoliantes, kits de peeling o microdermoabrasión o cremas de acción renovadora de la piel, pues alteran aún más el delicado equilibrio de la capa córnea.