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10 octubre 2011

Consejos de Belleza: Cinco claves para mimar la piel sensible

¿Es tu piel sensible? Si la respuesta es sí, lo primero que tienes que saber es el motivo de esa sensibilidad. Y es que a menudo se confunden las reacciones del cutis ante agentes irritantes con una hipersensibilidad natural, ya que existen diferentes tipos de sensibilidad cutánea. Así, hay pieles sensibles por nacimiento, a menudo caracterizadas por sufrir de dermatitis atópica en la infancia. Suele corresponder a cutis claros, que reaccionan mal a cualquier cambio de temperatura, a las comidas picantes, y que muestran tendencia a la cuperosis.

Y, por otro lado, está la piel que, sin ser sensible por naturaleza, acaba siéndolo por la influencia de agentes externos como pueden ser tratamientos cosméticos inadecuados, peelings (sean láser o químicos) o cualquier tipo de intervención estética. A veces, esta sensibilización se produce por motivos internos, como la ingesta de ciertos medicamentos, y las manifestaciones son iguales a las que tiene la piel sensible genéticamente.

¿Sabes tratarla?

Calmar, mimar, proteger y salvaguardar: éstas deben ser las funciones de los tratamientos para piel sensible.

* Una limpieza no agresiva. Es vital elegir productos que respeten el equilibrio natural de la piel, sin alterarla y eliminado todo rastro de suciedad y de maquillaje de forma suave. La exfoliación debe hacerse una vez por semana ¡como máximo!, siempre y cuando sea con delicadeza.
* Medio ambiente adecuado. Conviene evitar los cambios de temperatura bruscos (que irritan los capilares), así como los ambientes muy secos, que roban una preciosa humedad a la piel. Las comidas muy picantes, el alcohol y el tabaco sólo contribuyen a aumentar aún más la sensibilidad cutánea, por lo que deben evitarse.
* Tratamientos específicos. Las cremas con retinol o cualquier otro tipo de sustancia exfoliante pueden resultar contraproducentes en los cutis sensibles, y pueden derivar en molestias, irritación e incluso cuperosis. Deben usarse cremas hipoalergénicas específicas para este tipo de piel, que ayudan a reconstituir el manto hidrolipídico y a calmar las rojeces.
* Cuidado con la medicina estética. Existen excelentes tratamientos antiedad que, siendo muy recomendables para ciertas pieles fotoenvejecidas, pueden irritar y dañar los cutis sensibles en exceso, ya que pueden resultar demasiado agresivos. Las pieles frágiles deben optar por técnicas no agresivas para que no sea peor el remedio que la enfermedad.
* Mimar es prevenir. Cuando se cuida un cutis sensible con tratamientos adecuados, se refuerza la barrera hidrolipídica, se mejoran sus defensas, y, con ello, se potencia su resistencia a las agresiones externas y se reduce su irritabilidad, lo que constituye una salvaguarda de la piel no sólo de forma inmediata, sino también de cara al futuro.