No hay duda: unas pestañas largas, curvadas, tupidas y deslumbrantes hacen una mirada muchísimo más bonita. Y la máscara es su mejor aliada. Desde su creación, las fórmulas se han multiplicado y mejorado de forma vertiginosa. ¿Cómo resistirse a semejante lujo? Te vamos a resumir unos pequeños secretos de aplicación, para que aproveches todas y cada una de sus ventajas.
* Con los cepillos actuales, no suele hacer falta eliminar ningún sobrante en un tissue: sale justo la cantidad de producto necesaria.
* Nada de bombear el cepillo dentro y fuera del envase: sólo sirve para que entre aire y se seque innecesariamente. Si hace falta agitarlo, es mejor hacerlo rodar entre las palmas.
* El error más común al aplicar máscara es dejar demasiado producto y que queden pegotes. Para evitarlo, nada como depositar el cepillo con muchísima suavidad sobre las pestañas, apenas rozándolas.
* El cepillo se coloca en la raíz de las pestañas superiores y se lleva hacia las puntas con movimientos ascendentes y en zigzag, de lado a lado.
* En las pestañas inferiores, el cepillo tan sólo se deposita en la raíz y se mueve de un lado a otro, sin llevarlo hasta las puntas y marcando tan sólo la línea del párpado.
* La segunda capa se aplica sólo en las pestañas superiores. Una buena idea es darla tan sólo en las puntas, para destacar su longitud. Además, para aplicar una segunda capa de máscara hay que esperar a que la primera esté totalmente seca.
* Hay que insistir en las pestañas del rabillo del ojo, que cuando se resaltan, abren la mirada. Y quien tenga muchas ojeras puede renunciar a maquillar las pestañas inferiores.
* En caso de tener las pestañas muy finas, es mejor que en la segunda aplicación te maquilles tan sólo la punta. Para hacerlo, prueba a cerrar los ojos y pasar el cepillo sólo por el extremo del pelo.
* Si te gustan las pestañas rizadas, usa el rizapestañas antes de la máscara, nunca después, pues se romperían con mucha facilidad.
* Es preferible no prestar la máscara (al igual que los lápices de ojos), puesto que se puede contagiar conjuntivitis con mucha facilidad. Y una vez abiertas, las máscaras de pestañas deben cambiarse cada seis meses como máximo.