
Ciertos estudios estiman que hasta en un 200%, y esta combinación de menos actividad con más comida ha tenido un efecto terrible en nuestra dieta y en el control de nuestro peso.
Existen ciertos remedios para combatir esta tendencia, al menos cuando se trata de comer en casa o de nuestra elección en un restaurante. El primero es la conciencia de cuánta comida necesita nuestro cuerpo. Trata de respirar antes de empezar a comer y de ser posible toma lentamente un vaso de agua para saber exactamente cuánta hambre tienes.
Si estás en casa aprovecha para servirte poco y ve disfrutando de los alimentos sin prisa, cuando termines deja descansar un poco tu estómago para que tu cerebro puedas procesar la acción. A veces, te darás cuenta de que sigues hambriento y entonces puedes optar por una segunda porción pequeña o un plato lleno de verduras, pero muchas otras veces descubrirás que ya estás lleno.
Otro truco es comer con palillos, una cuchara pequeña o con la mano que no usas en el día a día. Comer más lento te permite pensar antes de ingerir, y gracias a este proceso podrás consumir más comida saludable y enfocarte en la calidad de la misma.
Via: personaltrainers-es