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09 mayo 2012

Señales de que el amor terminó

A veces las mujeres nos obcecamos en ver señales de desamor o de desinterés donde, en realidad, solo hay casualidades o golpes de mala suerte encadenados.

Como somos contradictorias, otras veces no vemos el desamor aunque nos golpee con la puerta en las narices repetidamente porque no podemos prescindir de nuestro amado. Ya se sabe el roce más que el cariño hace la dependencia.

Es el peligro de vivir el amor como si cada día fuera el último o, en el segundo supuesto, de creer que el amor es eterno. Y no... Recurriré de nuevo a Marlene Dietrich y su frase lapidaria para dar una de las pistas de que el amor se ha desvanecido: "Si dices que estarás allí a las siete y llegas a las nueve y él o ella no ha llamado todavía a la policía, el amor se ha ido". Si además de no llamar a la policía cuando llegas dos horas tarde, se molesta porque tú llamaste a la policía cuando él no acude a una cita... ¿Te tenemos que decir qué está pasando?

Pero no es la única pista. Que no conteste tus SMS inmediatamente no quiere decir que vuestro sentimiento mágico haya volado, sino que él también tiene vida. Pero si no responde al teléfono por sistema -y no te devuelva la llamada- y no puede prestarte atención nunca ni te responde a ningún mensaje... El desamor llama a tu puerta.

Si te paseas desnuda con tu lencería sexy y no te dirige ni una mirada, ya tienes otra señal de desamor o de desinterés. Peor sería que te pasearas en público semidesnuda y no se diera cuenta. Y más horroroso aún que se diera cuenta pero que su reacción fuera reñirte. Eso no es amor es posesión.

Cuando te pide más espacio, algo malo aletea en el aire. A no ser que hasta la fecha hayáis sido una de esas parejas siamesas que lo hacían todo juntos y él, realmente, necesite tener tiempo para sí. Tú también lo necesitas, aunque no lo sepas. ¿Te has planteado, seas hombre o mujer, que ese deseo de estar siempre junto a tu pareja puede ser debido a que quieres controlarlo porque en el fondo piensas que puedes perderlo en cualquier momento?

En las relaciones, nada es blanco o negro; existen muchos matices.

Antes, cuando ibas a verle no llevabas ni una pestaña fuera de su sitio, ahora quedáis y llevas TODOS los pelos en su sitio. Seguramente habrá un término medio entre obsesionarte con estar impecablemente hermosa y sentirnos miserables si nos sale un granito o ir por casa con un chandal desastrado y hecha un puercoespín.

No digamos ya si has dejado que vea todos tus horrores tipo depilarte el bigote o las piernas y que escuche toda la galería de sonoridades corporales.

¿Más señales?

- Os echáis de más cuando antes os echabáis de menos.

- Ha pasado tiempo y hay cambios: lo que antes era una cita romántica o una salida divertida, acaba siempre en agria discusión.

- Tienes ganas de verle, pero a los cinco minutos desearías poder echarle de menos otra vez.

- Estás en una situación parecida cuando de repente ya no tiene tiempo para ti, evita quedar contigo, está demasiado ocupado con otras cosas (tiene tiempo para salir con sus amigos, jugar a futbol o jugar con la Wii pero no para quedar contigo), quedáis y en el último momento siempre sale un imprevisto...

- Si deja de ser cariñoso, si evita el contacto contigo y parece ausente o distante, el amor se está desvaneciendo.

Seguro que, en estos casos, puedes percibir cómo, sin querer, cuando te acercas a él se echa ligeramente hacia atrás... Algo casi imperceptible que, sin embargo, percibes aunque no quieras.

- Antes, cuando dormías con él, te apetecía abrazarle. Ahora te planteas pegarle una patada para que se caiga al suelo.

- Los abrazos brillan por su ausencia. Ya no os cogéis de la mano, no te pasa el brazo por encima del hombro. Peor aun si lo hace y das un respingo y un salto.

- Cuando te levantas de la mesa y caminas ya no te sigue con la vista. Vuestras miradas ya no se buscan para encontrarse cuando estáis separados.

- El beso de encuentro o de despedida es como poner un sello en una carta, sin sal ni azúcar ni emoción...

- Cuando tiene una actividad semanal fija, te molesta que no vaya.

- El sexo (si lo hay) se ha convertido en un minué en la que los dos sabéis todos los movimientos que va a hacer el otro. Os desvestís siempre de espaldas, cada uno sentado en su lado de la cama.

- Ya no conversáis, solo os gritáis o solo habláis de temas económicos y organizativos. Cuando la pobreza (mental) entra por la puerta el amor salta por la ventana.

- Has escrito algo, pintado un cuadro o creado un proyecto cualquiera, se lo enseñas y le dirige un vistazo distraído y olvida tus sueños en cualquier rincón.

- Cuando ves parejas que parecen felices, sientes una punzada de celos o nostalgia.

- Vuestro tiempo de ocio lo dedicáis a los amigos. Cuando uno de los dos plantea hacer algo juntos, el otro nunca puede porque está ocupadísimo, está cansado o tiene que ir a...

- La primera persona que llamas cuando te ocurre algo bueno o emocionante o cuando necesitas consuelo... Es siempre otra persona.

Y podríamos seguir...

Sí, todas conocemos estas señales de desamor, pero conviene recordarlas para saber dónde estamos, poner las cartas sobre la mesa y, si el otro no está dispuesto a luchar por la relación de pareja, pero no la abandona por cobardía o comodidad, decir adiós. Ya se sabe, en la vida el signo de puntuación que más cuesta usar es el punto y final. No obstante, es uno de los más útiles.

¿Se terminó el amor?

Si definitivamente tu relación ha terminado y crees que ha llegado el momento de conocer a otra persona, ¡ponte manos a la obra! Sal con tus amigas y disfruta de la vida. La peor forma de superar una ruptura es quedándote en casa.