Febrero nos está dejando temperaturas que nos están haciendo tiritar. Olas de frío, viento polar... a lo largo de los últimos días no nos ha quedado más remedio que acostumbrarnos al duro invierno y salir a la calle bien pertrechados para protegernos del frío. Y para conseguirlo, los gorros y sombreros se convierten en buenos aliados -siguiendo así la tendencia a la que se han apuntado muchas famosas-. Pero, ¿sabías que tu cabello puede verse perjudicado? Y es que los gorros de lana protegen del frío, pero también pueden causar estragos en el cabello. Cuando te los quitas, el pelo tiene carga estática causada por la fricción entre el cabello y las fibras de esta prenda y una tendencia a engrasarse más rápidamente.Así, un gorro ajustado puede provocar un exceso de actividad en las glándulas sebáceas con lo que el cabello se vuelve grasiento, especialmente en la raíz. Mientras la raíz está protegida, las puntas están expuestas al viento, frío y lluvia. Además, desde que la mayor parte de la gente aficionada al esquí lleva gorros, a estos síntomas hay que incluir la sequedad producida por el sol.
La solución. ¿Qué puedes hacer para evitarlo? Lavar el cabello con champú purificante para quitar el exceso de suciedad y aplicarte una protección acondicionadora intensa, al menos una vez por semana, sobre todo en las puntas.
