
* La primera medida en este sentido (si ya es demasiado tarde deberás tenerlo en cuenta en la próxima ocasión) consiste en adquirir unos buenos hábitos durante la propia exposición solar; exfoliación previa, hidratación diaria y la aplicación de una protección adecuada a tu tipo de piel.
* Elegir un buen after sun. Éstos están diseñados para nutrir la piel tras las exposiciones solares y ayudan a mantener el color durante más tiempo.
* Además, es recomendable hacerse una exfoliación suave tanto del rostro como del cuerpo y después aplicar crema hidratante durante el día y nutritiva durante la noche. No lo olvides, pues, si no, sufrirás los daños colaterales y tu piel se pelará.
* La alimentación también es importante, ya que existen productos que potencian el moreno. Las zanahorias, la sandía, las moras o el melón contienen betacaroteno, que estimula la pigmentación de la piel.
* Asimismo es fundamental beber agua en abundancia para hidratar la piel no sólo ‘desde fuera’.
* Y, por último, otra posible opción para mantenerse morena es el empleo de autobronceadores, que aportan a la piel la intensidad del bronceado deseado, pero con la ventaja de que evitan los daños solares. Si deseas recurrir a este tipo de productos, conviene utilizar un exfoliante para retirar las células muertas y obtener así un mejor resultado.