Hay que actuar de diferente manera en función de sus causas
Tienes claro a qué partes de tu cuerpo afecta más: los glúteos, los senos, los brazos y, especialmente, el abdomen. La flacidez hace especial daño a la piel de estas zonas, que pierde tersura. Pero, ¿por qué aparece? La flacidez es consecuencia de la degradación de las fibras que sostienen la piel; es decir, del colágeno y de la elastina. Cuando la piel se queda flácida, y la grasa que hay por debajo puede aparecer en forma de los famosos hoyitos de la “piel de naranja”. La constancia y la fuerza de voluntad son fundamentales para lucir una figura de ensueño de cara al verano. En función de las causas que la generan, podemos tomar diferentes 'planes de choque'.
* Hay que distinguir si la flacidez de la que se habla es puramente cutánea, como la que se produce tras una gran pérdida de peso o un embarazo. En este caso, la mejor opción para luchar contra ella es el empleo de cremas reafirmantes a diario y, como ayuda extra, nada como finalizar cada ducha con agua fría, lo que tonifica y refuerza la piel.
* Si la flacidez es, sin embargo, producto de una falta de tono muscular, nada como los abdominales para devolverles su firmeza. Para obtener mejores resultados en los ejercicios, recuerda que debes ir variando los mismos y aumentando su dificultad, la única forma de ir progresando y fortalecer los músculos, sin estancarse en un mismo nivel. Es importantísimo que este tipo de ejercicios se realicen de forma muy rigurosa y exacta, para no dañar los músculos de espalda y cuello. Además, debes ejercitar tanto los abdominales superiores e inferiores como los oblicuos, a menudo olvidados, y que, bien tonificados, dan definición a la cintura.