
Al parecer y según dicen los entendidos en qué sé yo, sus estilismos son propios de drag queens del barrio de Chelsea y los gastos de vestuario han sido un auténtico despendole monetario en época de vacas escuálidas.
Cierto es que Michael King escribió Sexo en Nueva York 2 al comienzo de la recesión pero desde luego en cuestiones financieras no fue muy visionario y puede decirse que el estilismo es más extravagante y costoso que nunca. Pongámosle cifras.
Puede decirse que en la aventura de Abu Dhabi las chicas llevan un outfit en cada escena con joyas, ornamentos y pasamanería “hasta límites caricaturescos” como ha calificado el WWD.
Analicemos los costes de la escena del karaoke, lo sé, en moda hablar de cifras es ciertamente vulgar pero qué le vamos a hacer si es noticiable.
Carrie: vaqueros con pedrería de Blonds, 4.000 dólares, bajo un vestido y sobrefalda de lamé oro y plata de Chanel de 47.000 dólares.
La cosa da la nada despreciable cifra de 50.000 dólares pero …¿a quién le importa tratándose de Carrie?. A mí, sinceramente no. Voto porque tras el estreno cedan el vestuario para alguna obra benéfica ¿no os parece?
